sábado, 4 de octubre de 2014

XIV Festival de títeres Mireya Cueto :: De monstruos, gigantes y otras calamidades

Hoy asistimos a esta obra, la primera obra de este festival en el teatro Isabela Corona.

Fue una experiencia muy desagradable. Aunque suelo recomendar el festival, desde al año pasado, porque ofrece obras de títeres gratuitas en diferentes puntos de la ciudad, recomiendo que no lleven a sus hijos a ver esta obra.

En cuanto a los problemas técnicos el más grave, al menos en la representación a la que asistí, es que los actores usaban diademas con micrófono y el sonido estaba muy alto y mal equailizado, así que resultaba insoportable escucharlos, lastimaba los oídos, los mícrófonos tenían cortes, perdiéndose parte de sus parlamentos y se viciaban, generando chirridos horrendos. En lo personal me gusta la vieja escuela, actores que con su voz pueden llenar el espacio, sin lastimarse la garganta ni parecer que están gritando. Pero si se van a utilizar estos avances técnicos habría que tenerlos dominados y probados adecuadamente.

La escenografía estaba un poco interesante pero mal explotada en mi opinión. Consistía de varias estucturas de palitos de madera que formaban grupos de cubos conectados por puntos de colores y que al a vez eran colapsibles y dos módulos de madera al estilo de cajoneras con ruedas. Excepto en la escena en la que forman los juegos de un parque con ellas, me pareció que no se entendía que formaban algo aunque lo pretendían.

Los actores vestían pantalones de mezclilla, camisetas negras y zapatos cafés, a mi me parece que no es adecuado, por muy cómodo que le resulte a la actriz, el uso de tacones, que no tenían ninguna relación con su personaje, pero que sí modificaban su postura y forma de moverse sin relación con lo que estaba representando.

Los parlamentos, especialmente los que pretendían ser poéticos, me parece que estaban dichos sin intención.

La obra comienza hablando de los monstruos, diciendo que pueden ser de diferentes tipos. Luego siguen una serie de historias.

La primera trata de unos niños de escuela o kinder. Habla sobre lo que le gusta a cada uno, presentando a los personajes, que son títeres de unos 30 centímetros de algo de manipulación directa. Entre otras cosas se muestra una escena de agresión a una niña que prefiere el silencio, describe lo que le gusta, leer, las mariposas etcétera, a la vez que otros actores dibujan cosas no relacionadas con lo que la niña cuenta en un tablero y aparecen luego figuras que representan lo mismo que dibujaron, creando una distracción, sin que se pueda uno concentrar en una cosa o la otra.

Un niño es castigado por romper un vidrio y le propone a otro pagarle cinco pesos para que le pegue en la cabeza a la niña. Una pelota sale volando por detrás de uno de los teatrionos, aparentemente tendría que haberle atinado al títere, no lo hace, y la pelota cae del escenario hacia el público. Un niño la lanza hacia el escenario, ésta pasa junto a una de las actrices, pero es ignorada, la pelota vuelve a caer del escenario y el público la vuelve a lanzar, mientras, se está desarrollando la acción, pero la pelota está creando una distracción. El niño se burla de la niña porque le gusta el silencio, esto se repite sin mayor variación un par de veces, la niña se molesta. Entonces aparecen los monstruos que pelean en defensa de los argumentos de los niños, uno es Silencio y el otro Ruido, son actores con máscaras del triple del tamaño de una cabeza humana (aproximadamente), interesantes, pero algo grotescas, lo que puede impresionar a algún niño. Ruido pierde la batalla, y el niño recibe su castigo por parte de la niña, que consiste en un beso que a él le da mucho asco, y ella lo amenza diciéndole que la próxima vez lo chupará. Todo este tramo parece reafirmar las conductas de bullying, misoginia y machismo en lugar de ofrecer una alternativa.

Después viene una escena en un parque. Aparece una adulta, representada por una actriz, que se encuentra con su yo-niña, un títere, tienen un intercambio de parlamentos semi poéticos y la títere sale volando. Luego la mujer empieza a contar su historia; cuando era niña vivía con su abuelita, ésta tenía muchos canarios metidos en una jaula, a ella le daba mucha tristeza que estuvieran encerrados, pero los canarios eran muy felices. Luego nos cuenta que a veces a la abuelita se le olvidaba darles de comer en todo el día y que su mamá hacía lo mismo con ella. Esta primera parte fue suficiente para que se me pararan los pelos, al darme cuenta que iban a presentar problemáticas de maltrato infantil con poco tacto y seguramente sin ofrecer alternativas, debí seguir mi instinto y sacar a mi hijo en ese momento de la obra, pero me quedé. Entonces nos sigue contando que guardaba un pedazo de pan, y al irse su abuelita y mamá de la casa, sacaba a los canarios que se metían con ella debajo de la mesa y disfrutaban del festín. Luego nos cuenta que a su abuelita no le gustaban que vivieran ellas allí, entonces les pegaba a ambas, y por ello su mamá le decía que todo era culpa de ella. Que ella trataba de alegrarla haciéndole dibujos y cantándole canciones que le enseñaban en la escuela pero su mamá la ignoraba. Escena que además representan, mostrando al títere encerrado en una especie de jaula, pidiéndole a la mamá atención y cariño, la madre sólo vuelve a subir la reja de la jaula y la ignora. Después aparece un abuelo que juega con la niña y ese es el desenlace masomenos feliz.

Las demás escenas siguen un poco por el estilo, incluyendo la de un niño que ve unos fantasmas en las cortinas y puede vencerlos simbólicamente con un amigo canino-tortuga.

La más perturbadora de las historias es la de un niño que se esconde de su papá. El papá aparece representado por un actor con máscara enorme de cara verde bastante grotesca. El personaje lo está buscando, lo llama, ¡niño, niño!, queda claro que el padre es un abusador, que probablemente esté borracho y que lo quiere lastimar. Se alternan la conversación del niño con otro contándole que su papá es un monstruo-alacrán que le pega a él y a su mamá, con las apariciones del papá gritando, Esto se repita unos cinco veces, es una escena muy sórdida y escalofriante para los niños, cualquiera que sea su realidad. La conclusión de la escena consiste en que el amigo del niño le pregunta que puede hacer con ese monstruo, el niño dice que lo único que puede hacer es esconderse y el otro le dice que ojalá un día ya no lo tenga que hacer.

Después viene la escena de los fantasmas, otra de unos niños de escuela que se pelean y uno le dice al otro cosas feas, se sugiere que es importante disculparse con los amigos.

La conclusión consiste en que los actores dicen que hay diferentes tipos de monstruos; imaginarios, monstruos abuelas, monstruos mamás, pero lo importante es saber que uno siempre puede ser más grande y que hay que tener voluntad.

Después un actriz se subía a una bicicleta que no sabía conducir muy bien y los monstruos la perseguían. Termina la obra con los actores contoneándose al ritmo de música guapachosa, al estilo introducido por las películas de Shreck (me parece que es donde primero ocurrió, pero corríganme si me equivoco), en la que los personajes bailan y cantan un tema que nada tiene que ver con la historia que se contó, la mayor parte de las veces con movimientos sensuales que no tienen lugar, para mi gusto, en producciones dirigidas a los niños, pero que desgraciadamente cada vez se ve con más frecuencia en obras de teatro.

Yo considero que una obra para niños puede tocar temas tan delicados como, incluso, la pedofilia, siempre y cuando ofrezca ideas de esperanza y de acción. Me parece que los temas de maltrato familiar que se muestran aquí están tratados sin tacto, no hay resolución positiva ni alternativas, que llevan a ideas sobre cómo parar las agresiones o salirse de esas dinámicas, algo fundamental, creo yo, si se va a hablar de algo así.

Al final del día tengo un niño asustado que no puede dormir gracias a la obra.
Si tienen una opinión distinta los invito al diálogo respetuoso en la sección de comentarios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ufff cuánto odio!! menos más que es un blog "espiritual".

Centro la Milpa dijo...

Este no es un blog espiritual y esta reseña no es resultado del odio, aún cuando nadie que se oculte tras el anonimato debería recibir réplica.

Ojalá los creadores estuvieran abiertos a la crítica.

Centro la Milpa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Bonilla dijo...

Eso no es una crítica, es tu opinión personal, y casi todas tus reseñas hablan en general mal de los montajes, yo también asistí a la función y salvo los problemas técnicos y algunos detalles de ritmo me pareció un buen montaje, crudo en algunos aspectos pero muy real para muchos niños, ojalá mas compañías abordaran los temas de forma cruda para que los niños asimilen mejor el mundo que les rodea porque por mas que los protejamos debemos prepararlos para lo que les espera.