Hoy tuve una clienta.
Al principio me emocionaba cada vez que venía una, ahora no tanto porque a veces me toca gente malhumorada, sin embargo yo pienso que mi trabajo tiene más contenido que el de la venta, y cuando eso se vuelve muy claro es infinitamente gratificante.
Dentro de mí y de alguna manera quizá mística, yo pienso que tengo un cometido vital, y que es el de sanadora, no del cuerpo, sino del alma, y aunque por mucho tiempo no entendía esto o no sabía porque se me acercaban personas muy afectadas, y aunque no tengo fundamento que se pueda probar por medio del método científico para probarlo; simplemente vivo mucho mejor y a gusto en la vida desde que acepté este sino.
Y así hoy viví algo muy hermoso. Recibí a una madre que no había amamantado a su bebé por mes y medio, y pensaba que no tenía leche, por otro lado su pequeña estaba sufriendo mucho con la toma de fórmula, estriñiéndose constantemente y requiriendo el uso de supositorios. Yo le sugerí que la relactara, pues ella dijo que aún tenía un poco de leche. Se puso a la nena en el rebozo abrazo y la niña empezó a inquietarse por la proximidad con el pecho y su olor, así que en cierto momento le sugerí que probara a pegarse a la nena, y así lo hizo, la bebé afortunadamente no había perdido su reflejo de succión, y comió feliz un par de veces mientras estuvieron en la tienda, ofrecí agua a la madre mientras lactaba y la niña se quedó tranquila después de comer, prueba de que estaba satisfecha. Fue como magia, pero a la vez fue un proceso muy delicado.
Las mujeres dejan de amantar a sus hijos por muchas razones, y la mayoría de éstas no tienen nada que ver con incapacidad fisiológica para amantar. Pero el proceso está lleno de mitos y presiones sociales y personales. Uno de ellos es creer que no se tiene suficiente leche en el pecho porque no lo podemos ver cómo en una mamila (medir esactamente las onzas que el niño bebe), los médicos ayudan mucho para que la mamá dude, diciendo que niño se puede desnutrir, que le complete con fórmula, que el niño es incopatible a la lactosa, etc. Lo que las mujeres necesitan es seguridad en su capacidad emocional y fisiológica para alimentar a sus hijos y en la importancia de hacerlo (no los estamos malcriando, haciendo dependientes, consentidos o idiotas), y de las terribles consecuencias que tiene la leche de fórmula.
Pero ver cosas como las que vi hoy, de las que fui parte, son la razón de lo que hago, si pude transmitirle la confianza necesaria a esa madre para continuar amantando a su pequeña y descontinuar el uso de fórmula, un gran cambio se dará para esa familia, con una niña más sana emocionalmente y físicamente, lo que implicará miles de pesos de ahorro en gastos de salud y también en la compra de leche y medicinas para ayudar a digerir o explulsar esa leche y ese dinero será mejor aprovechado.
Aún así a veces es díficil probar ante los demás que lo que hago tiene algún valor, será ese también, mi sino.