jueves, 6 de mayo de 2010

Diana, colonia Del Valle, D.F.

Mi nombre es Diana, los senderos de la vida, del amor y de la convicción me han traído a esta milpa de ilusiones y lucha, que ya germina en mamás y papás orgullosos, satisfechos; en bebés llenos de seguridad y cariño; en un mundo más armónico, respetuoso y en equilibrio con la naturaleza.

Por muchos años acaricié la idea de ser mamá, me fui construyendo con el conocimiento y la experiencia; hasta que un maravilloso día, los pájaros anunciaron su llegada. Mi bebé estaba aquí. El primero en saberlo fue su papá, a través de un sueño “vió” a su bebé, el mismo día de la concepción. Y tal como me lo anunció y después corroboramos, estaba embarazada y era una niña, tal como la vio en el sueño.

Mi embarazo transcurrió feliz y en algún momento de él, mi esposo me dijo: la bebé usará pañales de tela, no estoy dispuesto a contaminar el mundo con miles de pañales desechables que además tienen químicos que pueden afectar la piel de nuestra hija. En ese instante pasó frente a mi la imagen de los típicos pañales (los únicos que yo conocía) y sobre todo pensé en lo difícil que sería lavarlos… por fortuna para nosotros, una amiga nos comentó la existencia de estos modernos pañales de tela, que además me parecieron muy bonitos. Los compramos inmediato, junto con un par de rebozos y listo, estábamos equipados para cuando la bebé llegara. Que maravilla, una sola compra y nos olvidamos de gastar en eso.

Después de una larga y feliz espera (casi 42 semanas) nació nuestro solecito, Yaretzi, la siempre amada, nuestra niña corazón. Ha usado sus pañales por los casi dos años que ya tiene, ella beneficiada, pues nunca se ha rozado, nosotros felices, pues sentimos que hacemos un acto mas de amor por nuestra hija y de cuidado respetuoso por la ecología del mundo que habitamos, nuestra economía favorecida, pues ahorramos mucho dinero. Nos sentimos convencidos y orgullosos de la elección.

No todo fue sencillo, cuando mi bebé tenía 8 meses padecí una cirugía, pues nadie sabía lo que yo tenía y hasta pensaban que podía tener una terrible enfermedad. Después vino un agresivo tratamiento de 6 largos y desgastantes meses. Mi esposo, médico, tuvo que renunciar a su trabajo para poder cuidar hija y esposa, durante todos estos meses hemos salido adelante como familia. Y en medio de estos complicados tiempos, seguimos optando por lo mas natural y lo mejor para nosotros. Ni la enfermedad, ni la falta de tiempo, ni el exceso de ocupaciones han sido pretexto para abandonar nuestras convicciones, el usos de los pañales de tela es mas fácil y benéfico de lo que uno se puede imaginar.

Y la otra bandera que desde que nació mi hija y hasta el día de hoy he abrazado con amor es la lactancia, es una experiencia increíblemente hermosa, es un regalo, una bendición. En medio del desierto la lactancia siempre es un oasis y una sana opción para mamás y bebés.

Yaretzi es una niña feliz, sana, inteligente, llena de luz.

Héctor, un papá amoroso, comprometido, involucrad.

Yo una mujer agradecida, llena de fortaleza y plena de felicidad.

Nuestra familia deseando que pronto llegue otro solecito, pues los pájaros han empezado a cantar de nuevo.

Ahora, libre de tratamientos. Hoy que el sol anuncia de nuevo su brillo, queremos compartir que existen otras opciones de vida, de crianza, de relación. Mostrarles que es posible construir nuestra libertad, no importando las circunstancias. Que podemos obtener ingresos de maneras más justas y congruentes. Que es viable amar a nuestros hijos, cargarlos, besarlos, amamantarlos, respetarlos, cuidarlos con la conciencia y la paciencia que se requiere. Me sigue resultando tierno y conmovedor ver a mi esposo doblar los pañalitos de la niña, el siempre los quiere lavar (bromeando dice que no me meta con sus labores). Sigo guardando en mi corazón la imagen de Héctor cargando a su chiquita en el fular. En mi alma ha quedado grabada la sonrisa y el brillo en la mirada de mi niña, cuando me dice que esta cansada y ve que yo tomo mi rebozo de argollas, pareciera que me da las gracias, luego la cargo y ella me llena de besos.

Por eso hoy estamos aquí y mas que distribuidores queremos ser promotores de estos productos simples, sanos, prácticos, tal como es el amor.

Gracias por permitirnos compartir nuestra experiencia.

Nos gustaría poder servirles y acompañarles en su labor

DIANA, HÉCTOR, YARETZI

56 17 42 56

04455 23 36 76 58

04455 36 59 99 04

bebesdelalma@infinitum.com.mx

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Diana, qué relato más hermoso y conmovedor. Esos pajaritos que cantan de nuevo (y que seguramente no han dejado de cantar en sus corazones, por medio de Yaretzi), traen sin duda melodiosas amorosas y felices.
Deseo que tu trabajo de promoción y distribución de esta Milpa maravillosa sea fluída, armoniosa y próspera.
;)

DIANA dijo...

MUCHAS GRACIAS POR TUS BUENOS DESEOS. SEGURO SERÁ UN CAMINO PRÓSPERO PARA BENEFICIO DE TODAS/OS. UN ABRAZO PARA USTEDES