El 31 de
julio de 2013 se llevó a cabo un “mamatón” en Costa Rica, a las
puertas del Colegio Superior de Señoritas. Un pequeño grupo de
mujeres se congregó en la puerta de esa secundaria para amamantar
públicamente a sus hijos como forma de protesta porque a una niña
de 14 años que estudiaba ahí no se le permitió amamantar a su bebé
dentro de la institución.
Leda
Mathiew, la niña afectada, y su madre, días antes, habían
interpuesto una denuncia ante la Contraloría de Derechos
Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica,
aunque desde el 19 de junio, la chica dejó esa escuela.
En su
perfil de Facebook, el Colegio Superior de Señoritas de Costa Rica
publicó el 26 de julio una foto con su respuesta a la denuncia en la
Contraloría. Aunque pretende ser una aclaración a un supuesto
malentendido, la institución deja ver con claridad su postura. Aduce por ejemplo, que la chica sabía que no estaba
permitido amamantar dentro de la institución. Por supuesto no
menciona, que la propia ley costarricense garantiza ese derecho a
todas las madres. La institución también dice que, dado el reducido
horario de clases porque era fin de cursos, la niña bien podía
amamantar a su hijo fuera de la escuela. En este caso, el Colegio
también hizo caso omiso de la Ley de Fomento a la Lactancia que
establece que la madre puede amamantar a su hijo en el momento en que
ella lo decida.
El Colegio
llegó a argumentar a favor de su prohibición, hablando de las
condiciones ambientales insalubres de la escuela misma. También
menciona en su documento que, como no fueron informados que la niña
padecía mastitis, no dieron su permiso. Finalmente, el Colegio
Superior de Señoritas se muestra contrariado porque la madre de Leda
exigía “imperativamente” el cumplimiento de la ley y se mostraba
intransigente con respecto de “las propuestas” del Colegio.
Es evidente
que el Colegio está violando la ley desde cualquier punto de vista,
pero vale la pena ahondar en un punto que la propia escuela ha puesto
en boca de todos: cuál es y cómo debe ser un espacio adecuado para
la lactancia.
Incluso el
propio Ministerio de Educación de Costa Rica ha dicho que la ley
estipula que es la institución quien debe acomodarse a los
requerimientos de la madre y no al revés. En este sentido, podría
decirse, sin embargo, que hay un cierto vacío legal ya que ni el
documento de Política Pública de Lactancia Materna ni la Ley de
Fomento a la Lactancia ni su reglamento dicen nada sobre los lugares
acondicionados para la lactancia.
En
una sociedad progresista podría pensarse que, si no hay mención
directa al asunto pero hay leyes que marcan una orientación clara de
fomento y protección del
derecho a la lactancia, las mujeres, las ciudadanas tendrían
garantizado ese derecho a amamantar cuando lo desearan, en el lugar
que quisieran y, en todo caso, tendrían también los medios para
exigir que se les acondicionaran espacios
adecuados.
Sin
embargo, lo que impera en Hispanoamérica son instituciones públicas
y privadas con sesgos conservadores que ponen seriamente en riesgo el
cumplimiento del derecho de las mujeres y
los niños a la lactancia.
El hecho de
que instituciones como el Colegio Superior de Señoritas ponga como
pretexto las condiciones ambientales para impedir el ejercicio de un
derecho, bien podría llevarlo también a adecuar un espacio de uso
obligatorio. Es decir, la prohibición se mantendría. Las niñas no
podrían amamantar libremente sino que estarían condicionadas a
hacerlo en un espacio particular.
De
hecho, hay lugares en Europa y Estados Unidos donde amamantar en
público está prohibido, como si se tratara de algo vergonzoso o que
agrediera la moral pública. Evidentemente, esto no es el origen del
problema, es sólo la expresión de políticas públicas que no
fomentan el bienestar social sino más bien favorecen a los grandes
intereses farmacéuticos y protegen esquemas de reproducción social
guiados por los prejuicios de las
clases dirigentes. No es casual que en los países desarrollados la
lactancia tenga un retroceso tan grande.-con las consabidas
consecuencias en la salud social y de los niños-.
La
necesidad de espacios salubres, adecuados para la lactancia -sin que
por ello tengan que ser de uso obligatorio-, nos muestra que el
derecho a la lactancia y a una maternidad plena, está estrechamente
vinculado con el desarrollo de mejores condiciones de vida para el
conjunto de la sociedad. Es decir, ese derecho está vinculado al
derecho a una vida digna, en condiciones que posibiliten en bienestar
social y el libre desarrollo de todos y todas.
Créditos de images:
1 comentario:
Las condiciones donde estudian los jóvenes son importantes. Las normas de higiene tienen que ser respetadas.
Publicar un comentario