miércoles, 7 de agosto de 2013

Situación de la lactancia en Hispanoamérica :: I :: México y Venezuela

La lactancia en hispanoamérica
Primera parte: México y Venezuela
Por Mar del Sur

En varias ocasiones hemos insistido en la importancia fundamental de la lactancia para la vida de un niño recién nacido. Hemos hablado de los beneficios incomparables del calostro como alimento -la primera leche materna- en las primeras horas de vida, así como de la lactancia exclusiva y aquella que puede extenderse más allá de los seis meses. Además, hemos intentado mostrar este asunto desde una perspectiva amplia de salud, no sólo en términos alimenticios, sino en lo que se refiere al bienestar emocional y psicológico.
Sin embargo, dadas la condición real de la lactancia en Hispanoamérica, el tema resulta siempre pertinente. Según la Organización Mundial de la Salud, “si se empezase a amamantar a cada niño en la primera hora tras su nacimiento, dándole solo leche materna durante los primeros seis meses de vida y siguiendo dándole el pecho al menos hasta los dos años, cada año se salvarían unas 220 000 vidas infantiles”. Para la organización Save the Children, ese número podrían incluso ser mayor, 830 000 niños al año. Por ejemplo, tan sólo en el mundo desarrollado anualmente mueren cerca de un millón y medio de niños menores de cinco años por una lactancia deficiente.


En América Latina se habla de avances pero, en realidad, la situación sigue siendo grave en la mayoría de los casos y alarmante en lugares como México, donde su propio ministerio de salud acepta que sólo 22 por ciento de las mexicanas brinda leche materna de manera exclusiva a sus hijos durante los primeros seis meses de vida y que, en los últimos años, 56.7 por ciento de los niños abandonaron la lactancia materna (o la combinaron con otros líquidos) tres días después del parto.
El Senado de este país aprobó hace dos años una reforma a ley federal del trabajo para fomentar y proteger la lactancia materna, con la intención de revertir esta situación. Sin embargo, es difícil que eso pueda ocurrir en un marco de desmantelamiento y privatización creciente de los servicios de salud, de institucionalización de la precariedad de los servicios y de un avance dramático de la explotación laboral de las mujeres. Además, a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, no existe una norma específica de implementación de acciones para aumentar la lactancia materna, ésta sólo se menciona en una norma general de salud infantil. Tampoco existe una norma particular sobre los sucedáneos de leche materna y en ninguna de las normas existente se menciona la creación de bancos de leche.



En este sentido, Venezuela también es otro de los países donde la situación de la lactancia es alarmante. Según datos de la UNICEF, en ese país menos del 28 por ciento de los recién nacidos gozan de lactancia exclusiva. Aunque de forma desarticulada y burocrática, el gobierno bolivariano ha intentado avanzar en este aspecto. Como en muchos otros temas, la lucha en favor de la lactancia en Venezuela pone de manifiesto la batalla de fondo: las condiciones de trabajo que impiden una maternidad responsable y plena, así como los intereses de las grandes transnacionales de sucedáneos lácteos y, en general, de medicamentos para niños.
En los meses pasados el gobierno presentó una propuesta de reforma a la Ley de Promoción y Protección de la Lactancia Materna, vigente desde 2007. Esta nueva ley castigaría la publicidad de fórmulas lácteas y teteros (biberones) y prohibiría la prescripción de suero a los recién nacidos. Desde la oposición conservadora -que protege los grandes intereses farmacéuticos-, esa iniciativa se ha caracterizado como el intento de obligar a las mujeres venezolanas a amamantar.


Por supuesto, esta reforma no propone ningún castigo a las madres. Por el contrario, el texto prevé también que empresas e instituciones contemplen en sus horarios de trabajo turnos para que las madres amamanten a sus hijos y que acondicionen espacios para tal fin. Además, propone la creación de bancos de leche materna. Para los hospitales y médicos que no cumplieran con la ley, la reforma impondrá multas de hasta a 50.000 dólares y la suspensión del ejercicio profesional por 120 días.
La mayoría de los legisladores opositores han argumentado abiertamente en favor de la ganancia privada por sobre el interés público de tener niños sanos y bien alimentados, en favor de los intereses de los grandes grupos económicos en detrimento de las condiciones de trabajo de las venezolanas.


Norma mexicana para la atención de la salud del niño

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